GRACIAS chicas, de verdad, gracias por hacerme sentir, por hacerme olvidar, por hacerme disculpar, por hacerme creer, por hacerme desafiar al futuro. Y sobre todo porque un adiós nunca es un ADIÓS. Aunque solo veas esa puerta del taxi que se cierra detrás de ti y sientas ese recuerdo de otra noche desenfrenada.
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