martes, 17 de octubre de 2017



Y esta vez te vas a pique a propósito te dejas, te olvidas, te descargas en ti misma. Y sientes, sientes algo desde hace tiempo. Quieres crear algo, quieres creer que lo estás haciendo bien. Pero necesitas tiempo, siempre necesitas pararte y bajar. No sabes cuando frenar y cuando frenas, frenas de golpe, sin mirar la vista atrás. Ahora bien, se trata de ir apretando los frenos poco a poco  para que no se desgasten. Eso es algo importante. Recuerdas cosas y cuentas algunas sin importancia, otras que no sabe nadie. Miras al norte, con el limite de ti misma. Traspasas secretos, palabras vacías y abrazos que faltaban. Y caes, sabes que vas cayendo, en tu misma trampa. Pero esta vez crees, crees en ti, en algo. Te decides, cuesta decidirse. Quizás lo más dificil es saber que una cosa u otra te llevará a diferente lugar. Y te vas acercando, vas comprendiendo esa parte. Esa que te habías negado a comprender, con renglones vacios de importancia, habitaciones de una sola noche, y abrazos sin sentido. Amigos que no iban a ningún lado, personas que no sabían querer, otros que decían no conocerte. Pero no se trata de eso. No hace falta conocer a nadie, no hace falta pensar en voz alta y leerle la mente. Solo hace falta querer y creer.

sábado, 5 de agosto de 2017








A veces tienes el poder de decidir, buenos a veces no, siempre tenemos el poder de decidir una cosa u otra. Sin embargo, ese no es el problema. Las elecciones suceden constantemente algunas sin que nos demos cuenta, pero la mayoría de veces ni sabemos lo que queremos. Entonces te encuentras sentada en la escalera de tu portal y te preguntas porque has elegido eso y no otra cosa. Y vuelves, vuelves al pasado una y otra vez. Y tu mirada resulta tentadora y la situación se convierte en algo surrealista. Ya no eres tú el que me dice que me quede y yo tampoco lo voy hacer. Simplemente eliges, eliges una noche más o menos, pero  si a una experiencia más contigo.  Y por la mañana te vuelves a preguntar si realmente elegiste bien, si el pasado vuelve por alguna razón, si lo tenías que hacer, si iba a pasar si o si... Si realmente lo sabías. Y sí, no eras la única que te niegas a elegir o no lo aceptas, por eso se llama elegir. pero a veces no está en nuestras manos, hay algo que decide por ti.

 Aunque esta vez te miro y veo que no es lo mismo, que el pasado ha vuelto de alguna forma grata. Que de alguna forma hay ese no se qué y que porqué negarlo esta vez. Esta vez si elegiste.


martes, 23 de mayo de 2017


Hablar más de la cuenta, ver como el tiempo pasa y tú sigues siendo la misma persona que añora cosas que otros sin más han asimilado, que sigues adelante pero con demasiadas dudas en el camino, que en el momento que te paras  a pensar no sabes si lo estás haciendo demasiado mal o simplemente intentas sobrevivir. A veces me gustaría parar el tiempo siempre en la etapa anterior como si hubiese algún tipo de melancolía que te retuviese. Y es que hay personas, grandes personas que conoces y luego sin querer poco a poco desaparecen, pero no hay nada que puedas hacer. No hay una sola forma para que se queden en ese momento en que poco nos importaba el mañana, solo nos preocupaba esa noche o como íbamos a volver a  casa. Hay que seguir, mover ficha y pensar una nueva jugada. O simplemente quedarnos quietos y ver el tiempo pasar, aunque eso es lo peor que podemos hacer. Ver el tiempo pasar.

lunes, 2 de enero de 2017







Un año más y demasiadas cosas que no se han cumplido..algunos en cierta manera otros no eran tan importantes...otro año más con guiones, objetivos, puntos suspensivos pero sobre todo hechos que cumplir...

- Ser un poquito menos dependiente.
- Dejar el pasado en el pasado.
- Avanzar sin mirar atrás.
- Decir te quiero a alguien.
- Dormir bajo las estrellas.
- Querer poco pero querer mejor.
- No fiarte de las palabras al fin y al cabo sólo son palabras.
- Aprender a olvidar.
- Ser menos quejica.
- Cuidarme más a mi misma.
- No buscar la aprobación de nadie.
- Viajar a Escocia (no podía faltar).
- Escribir poco pero bien.
- Apuntarme al gimnasio pero ir.
- Conocer gente nueva.
- Dormir sin saber su nombre.
- Buscar un compañero de viaje.
- Dejar de tensar la cuerda por aquellos que no les interesas lo más mínimo.
- Tu tiempo es lo más importante.
- Tener mejor salud y un poquito de suerte.
- No dejes de bailar mientras suene la música.
- Ir a ver a mis abuelos.
- Volver al pueblo.
- Aprender algo cada día.
- Y no podía faltar sex,drugs,&rockroll

Y creo que se me olvidan muchos que iré añadiendo por el camino pero para empezar ya son suficientes. 2017.

jueves, 8 de septiembre de 2016


Los años pasan y aún no sabes escribir. No solo torpezas gramaticales sino imposibilidad de construir frases plenas, que tengan sentido. Ello se debe al mismo desequilibrio (o carencia de ritmo) que no me deja hablar correctamente. Antes de hablar es necesario –desgraciadamente– pensar. Y un pensamiento agujereado no puede expresarse con armonía (qué digo armonía: ni siquiera con corrección, ni siquiera pasablemente). De allí tu estilo –después de todo lo es– fragmentario e impreciso. Si no hay objetos claramente percibidos, ¿qué objetos quieres describir con claridad? Di mejor que solo puedes escribir sobre lo que no tienes, y ello jamás se presenta de una manera neta y precisa. Una ausencia no es un piano. Un amor imposible no es un idilio campestre. Unas ganas humillantes de reducir todo a ceniza no es un “mensaje social” que se pueda enunciar con cierta facilidad. Mi fantasía está detenida en una sola imagen, siempre la misma. Todo lo demás no me concierne. No solo no estamos en el mundo sino que tampoco estamos en el no-mundo. Pero si tuviera un amable recuerdo infantil sobre el cual despeñarme… Nada. Apenas me recuerdo suenan ataduras y mordazas. La imagen de siempre. Barco fantasma con una única pasajera desolada. ¿Soltar amarras? Lo haría… si el barco existiese, si tuviera amarras.
[Alejandra Pizarnik. Diarios. Barcelona: Lumen, 2010. pp. 273-274.]

jueves, 16 de junio de 2016









Cuando pierdes un pendiente y te quedas con la rosca nunca sabes en que momento se habrá caído la otra mitad. Es lo mismo que pasa en cualquier relación humana. Nunca sabes el momento en que puedes perder la otra mitad y por tanto no recuperarla o quizás con un golpe de suerte encontrarlo bajo ese sillón en el que nunca sueles mirar. Ahora ya, demasiado tarde, o nunca es demasiado tarde, no sabes la mitad que has perdido o si simplemente te has quedado con la parte que falta, la rosca. Puedes encontrar uno parecido o volver a comprar la pieza entera, pero el problema está cuando esa pieza original no la vuelven a repetir. Las relaciones humanas empiezan con esa rosca, las puedes intercambiar pero hay algunas que no encajan y que nunca van a encajar. Entonces te preguntas cuando no te diste cuenta, cuando perdiste la atención en esa pieza y sigues mirando al suelo a ver si la vuelves a encontrar. Hay días que la melancolía puede contigo y a ratos me gustaría que no volviera a aparecer, luego pienso que es lo que toca en cada momento. Y ahora puede que sea buscar esa pieza original que encaje o quizás mejor dejar de buscarla. Ya aparecerá si tiene que aparecer.