jueves, 16 de junio de 2016









Cuando pierdes un pendiente y te quedas con la rosca nunca sabes en que momento se habrá caído la otra mitad. Es lo mismo que pasa en cualquier relación humana. Nunca sabes el momento en que puedes perder la otra mitad y por tanto no recuperarla o quizás con un golpe de suerte encontrarlo bajo ese sillón en el que nunca sueles mirar. Ahora ya, demasiado tarde, o nunca es demasiado tarde, no sabes la mitad que has perdido o si simplemente te has quedado con la parte que falta, la rosca. Puedes encontrar uno parecido o volver a comprar la pieza entera, pero el problema está cuando esa pieza original no la vuelven a repetir. Las relaciones humanas empiezan con esa rosca, las puedes intercambiar pero hay algunas que no encajan y que nunca van a encajar. Entonces te preguntas cuando no te diste cuenta, cuando perdiste la atención en esa pieza y sigues mirando al suelo a ver si la vuelves a encontrar. Hay días que la melancolía puede contigo y a ratos me gustaría que no volviera a aparecer, luego pienso que es lo que toca en cada momento. Y ahora puede que sea buscar esa pieza original que encaje o quizás mejor dejar de buscarla. Ya aparecerá si tiene que aparecer. 




No hay comentarios:

Publicar un comentario