sábado, 6 de septiembre de 2014





Si volver a empezar fuera tan fácil como dos copas de vino no me lo pensaría en volver una y otra vez a tu lado. Pero resulta que no es así, que llegas a un punto que no sabes ni para quien son esas líneas o ese papel en blanco o ese perfume que tanto dice de ti. Ese punto en el que vuelves al insomnio y las palabras se atascan en tu garganta, un juego de miradas ya no es suficiente y un beso de buenas noches es algo tan ingenuo para ti que prefieres quedarte entre ese hueco entre la cama y la pared donde se ahogaron todas tus mentiras, donde me aferré a todos mis principios. Los que perdí, los que trato de recuperar. Porque ya no es el recuerdo de ti es una sensación de impotencia de no poder volver a recuperar esas palabras tan desgastadas, es el hecho de creer que alguien puede hacer eso y dormir por las noches. Porque créeme hablando claro se puede jugar con la gente…pero hasta que punto, no solo eran veintitrés, eras tú y ese tick nervioso, esa doble cara con la que sigues jugando. No voy a decir la palabra volveré, porque no volveré a ser la misma persona, simplemente intentaré dejarlo todo a mis principios. Aquellos que nunca me traicionan.