jueves, 1 de diciembre de 2011



Por todas esas noches en las que realmente olvido quien soy y simplemente me dejo llevar. Ya sea en un pub, en una butaca, en la barra o en la misma entrada de la discoteca. Un hurra, por todas esas noches en las que el abrigo se queda en la guardarropa y sales a la pista a bailar como si no hubiera mañana. Un brindis, por dormir sin pijama y despertarte con alguien a tu lado. Aunque solo fuese por una noche. Un brindis, por el eternamente jóvenes. 


Y un último chin chin  porque no se acabe nunca.

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