miércoles, 30 de abril de 2014



Dedicar el tiempo, siempre con la palabra en la boca de un no tengo tiempo, tengo prisa, ahora no puedo, no tenía tiempo para dedicartelo... realmente dedicar el tiempo, darle lo que sabes que nunca volverá, elegir el ahora, el compartir, el creer que vale la pena, que te merece, que te compensa como lo quieras llamar.
Dedicar el tiempo a otra persona, algo que no hacemos tan a menudo, que vivimos corriendo entre la hora del desayuno y el lo siento me tengo que ir, sentarte, esperar en un banco a que llegue alguien, despedirse y volverse a encontrar en una estación de esas que solo funciona la máquina de Coca-Cola. Dedicar el tiempo, ya no se lleva, para que poner ese esfuerzo, para que malgastar algo tan valioso, mejor quedarse entre tengo poco tiempo o nos vemos si eso media hora, esa sensación de esperar el momento con tanta ilusión porque sabes que puedes tirarte horas y horas sin el me tengo que ir en la boca. Esa atención repartida entre el reloj y tú, ya no existe, ahora quizás es mejor cualquier otra cosa,un gimnasio, un trabajo que te consume, un ordenador, una triste televisión, porque dedicar el tiempo ya no se lleva...

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