martes, 18 de marzo de 2014

Las personas son capaces de instalar la rabia tan profundamente de manera que todo lo que habían construido a su alrededor quede reducido a lo que se podría decir nada o incluso peor, degradarlo de tal forma que cualquier recuerdo sea capaz de destruirte a ti misma. Lo malo de cuando decides arriesgarlo todo: la confianza, el cariño, el caracter, compartir, amor, odio... cualquier sentimiento; en el momento en que la otra persona instala la rabia en su interior es matar los momentos.  La historia no se puede borrar, los recuerdos forman parte de tu pasado y al final por querer demasiado acabas sabiendo cosas que era mejor dejarlas enterradas. Pero una vez piensas como empezó todo, miras y decides que así es el riesgo. Y que seguramente nada era lo que esperabas, nunca es lo que se espera, ni demasiado poco ni suficiente ni ese punto intermedio de equilibrio. Porque todo en sí es una locura, toda respuesta emocional por querer a alguien es un drama. Un drama con final feliz o malo, pero ten cuidado porque cuando se convierte en pesadilla o obsesion es cuando la rabia se queda dentro y no hay forma de ahogarla. Puedes sumergir todo lo que eres en un vaso de agua, reducirte a nada a ti misma, joderte de dolor... pero esas dos palabras ya no volveran. Ahora solo es un cuidate y dentro de unos años. Tú mismo dijiste que no hay tiempo para tantas personas, yo te di el mío, lo más valioso que tenia, decidí darle valor a esos momentos, construir algo, enseñarte cosas buenas y malas, pero nunca instalé mi rabia. Aunque las palabras fueron lo peor que me podían haber dicho, yo me quedaré con esos vocablos que se dicen un día sin querer y acaban convirtiéndose en todo lo que tienes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario