viernes, 17 de mayo de 2013





Se supone que este año tenía que acabar otra de mis etapas. Se supone que este año iba a ser diferente.Y es que lo que planeas nunca encaja dentro de lo que se supone. Si hubiese sido de otra forma quien sabe donde estarías que deberías hacer. Sin embargo es así, ni más ni menos. Hay personas que han desaparecido cuando hace nada parece que se acaba el mundo por ellas. Pero porque te sigues preocupando si sabes que eso siempre va a seguir pasando y serás la única que recuerde los detalles.  En cambio los más incondicionales te aburres de ellos, ni siquiera les prestas atención. Y es que nadie te incluye ya en los planes que deberían, haces los tuyos propios y esperas...esperas..esperas a que todo cobre un poco de sentido a la vuelta de la esquina.  Aunque está claro que esas noches siguen existiendo, y esa manera de pensar de que quizás lo vuelvas a hacer mal te persigue continuamente.  Y no sabes como librarte de esa sensación tan absurda. De despedirse de las cosas, de las etapas, porque siempre rememoras el pasado sin dejar de vivir hasta el ultimo instante del presente. De vez en cuando alguna que otra noche de viernes dejas un trozo para soñar que todo vuelve al mismo sitio sin moverse. Y al día siguiente vuelves al mundo  real donde el tiempo pasa demasiado deprisa y las despedidas te sobrepasan continuamente.

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